No hace mucho, la vida era
sencilla,
la gente tenía tiempo para soñar
y tomar la siesta,
o al menos así nos lo han dicho.
Entonces, la gente confiaba, la ansiedad
no dominaba,
y las hojas no cubrían.
Más tarde apareció la serpiente,
el espiral rotando hacia adentro, dos
tercios,
el inventor del orgullo, quien, al crear
una cascada de mentiras,
cambió radicalmente nuestro panorama.
Pues el equilibrio fue roto por los vientos
poderosos,
el tiempo se volvió fracturado
y complejo,
y la unidad fue despedazada en basura,
polvo múltiple, muerte,
o al menos así nos lo han dicho,
como lo podemos ver dolorosamente.
Esos fueron días
tristes, días oscuros,
o al menos así nos lo han dicho.
Pues lo vacío reemplazó
lo lleno,
y los pasos diabólicos, siempre
más largos,
desplazaron a los más cortos y
económicos
que definen el camino de la hermandad.
En el tiempo
prescrito, la vida llegó a su destino.
La rosa floreció y su primer descendiente,
lleno del poder unitivo del amor,
ofreció su sacrificio inefable,
o al menos así nos lo han dicho.
Pues el siempre positivo obedeció
la voz,
y, al levantarse, lo integró todo,
sanando con su gracia toda disipación
y secando con su ternura todo el caos,
o al menos así nos lo han dicho,
restaurando de ese modo la tonada original.
Esos fueron días felices, días
increíbles,
o al menos así nos lo han dicho.
Pues los papiros estaban correctos y la
logística era fidedigna.
Pues la humildad protege, con su dinámica
confiada,
y lleva a los niños al O, con tal
improbabilidad,
rescatándolos de vagar para siempre
en un gran calor.
Al evolucionar la historia, el ardor
del amor eterno
y su Espíritu se posó en
aquellos que creen esta historia,
o al menos así nos lo han dicho.
Estos pequeñitos tienen poder sobre
la entropía
y expresan sin miedo su libertad
compartiendo sus aguas prístinas.
Estos niños y niñas normales
están completamente llenos y pertenecen
a las estrellas,
o al menos así nos lo han dicho.
Estos evitan las no-linealidades, la avaricia,
las avalanchas,
la violencia, la turbulencia, y cualquier
acción crítica,
pues ellos sueñan la paz y la unidad.
Pues ellos saben que hay tesoros escondidos
dentro del corazón,
en campanas que llaman al cruzar el otro
lado del silencio,
más allá de los quarks.
Estos son días tristes o días
felices,
realidades virtuales o verdad, caídas
de la bolsa o jubileos,
o al menos así nos lo han dicho.
Pues la naturaleza nos recuerda que es
mejor el estar listos,
de modo que, al conducir las llamas eternas,
podamos salir de nuestras cuevas primitivas
para hallar nuestro hogar en el universo.
Las ilustraciones artísticas
fueron hechas por mi querida esposa Marta.
Este esfuerzo está dedicado a mi
amigo del cielo Steve Bennett y a todos
aquellos que aspiran comer de un delicioso
helado, tal y como lo expresa Silvio Rodríguez,
mi trovador.
|