Caminando recto,
incluso en el agua,
viajaba un obrero
con luz en el alma.

Seguía los signos
de llama sagrada,
trocaba lo turbio
en piedra dorada.

Soñaba muy dentro
forjando su estrella,
seguro y contento
sus ojos llamaban.

Unos lo escuchaban
sanando su tiempo,
y en gozo jugaban,
hallando lo cierto.

Del día les hablaba
con higos del reino,
y al cielo invitaba
con santo alimento.

Oraba y descendía
con versos sin miedo,
cantaba a la vida
con sosiego eterno.

Pedía y recibía
en milagro pleno,
con la fe por prenda
alzaba buen vuelo.

Sabía de oraciones
de ciencia y amigos,
clamaba en razones
alivio en sí mismo.

Ardía en silencio
sembrando otra seña,
a un alma animando
por hallar la puerta.

Vivía este obrero,
sin polvo en los pies,
en amplio desierto
flor de pura miel.

Y también es un principito...

A Antoine De Saint-Exupéry...

Cuidando una rosa...

¿Quién será?

¡Yo digo que María!

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Enlaces:
La sorpresa anunciada

Oh gran aventura
el vivir despierto,
oh que maravilla
encontrar aliento.

Oh viaje increíble
al hallar las señas,
oh que fascinante
seguir las huellas.

Oh convergencia
el soñar de lleno,
oh evento sublime
el hallar el velo.

Oh leyenda viable
el cuidar a rosa,
oh locura de niños
saber estas cosas.

Camina y suspira
le brotan los higos,
insiste y se sueña
campanas de abrigo.

Espera y se anima
escucha al amigo,
recuerda y proyecta,
se goza el destino.

Oh yerto desierto
con bella bebida,
oh plan poderoso
que sana la herida.

Oh punto tan corto
el omega anhelado,
oh ciencia tan útil
tener un hermano.

Oh inmensa riqueza
con luz por delante,
oh mordida eterna
que vela al instante.

Oh planeta ciego
oh vientos cortantes,
oh luz derramada
por todos los aires.

Camina y suspira
le brotan los higos,
insiste y se sueña
campanas de abrigo.

Espera y se anima
escucha al amigo,
recuerda y proyecta,
se goza el destino.

(Febrero 1999/Mayo 1999)