En un día
muy hermoso
una mujer sufría,
la palabra silenciosa,
vilipendiada, se moría.
La mujer y la palabra
fueron herencia aquel día,
y los hijos del misterio
reiteran con hidalguía.
Oye palabra eterna
cúbrenos con tu ciencia,
oye mujer querida
guía tu clan arriba.
Oye palabra cierta
llénanos de tu esencia,
oye mujer de vida
tú eres la preferida.
En un día muy hermoso
una mujer ardía,
la palabra enamorada
posaba lenguas de fantasía.
La mujer y la palabra
atan al viento hoy día,
y por eso ya los hijos
alaban en compañía.
Oye palabra eterna
cúbrenos con tu ciencia,
oye mujer querida
guía tu clan arriba.
Oye palabra cierta
llénanos de tu esencia,
oye mujer de vida
tú eres la preferida.
(Marzo 2000)
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