Con balanza
perfecta
de humilde esclavo,
y exponencial crujiente
en la conciencia,
con raíz ya más larga
que aparta el tajo,
y en libertad vibrante
de plena ciencia.
Creerlo todo y casarse,
oh ya el pacto,
confiando en el Reino
que lo define,
soñándose el día
del santo salto,
sin el polvo inerte
y con quien redime.
Sin el polvo inerte
y con quien redime…
(Mayo 1999)
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